martes, 12 de octubre de 2010

Vuelve



Foto: Flickr.


Reinventemonos, merece la pena.

- Antes te reías más.
Se lo dijo, de golpe, en el ascensor. Serio, mientras la observaba a través del espejo. Ella se sorprendió tanto con la afirmación que sólo pudo mirarle interrogante. Observó su propia imagen y creyó ver a la de siempre. Se encogió levemente de hombros y susurró: - el tiempo… las circunstancias ¿no?.

No lo pensó más. Ella era la misma. Estaba segura. Sin embargo un par de mañanas después, mientras saboreaba un café en la soledad del hogar, recordó el comentario.

Bajó lentamente la taza y se tocó la cara. Sus ojos dirigieron la mirada a la ventana, perdiéndose en el infinito del cielo plomizo. – No - se dijo - ya no soy la misma, ya no me río tanto como antes. Y le dolió reconocerlo.

¿En qué momento había perdido esa alegría despreocupada? Por qué no se dió cuenta de que la dejaba atrás? Podía recuperarla?... Negó con un gesto de su cabeza. – Difícilmente - pensó.

Los años pasaban y como se decía coloquialmente no pasaban en balde. Ya había vivido, probablemente, la mitad de su vida, quizás algo más... y los reveses, aunque pocos gracias a Dios, empezaban a dejar huella en las pequeñas arrugas de su rostro. Las mismas que se negaba a ver porque deseaba que su espíritu permaneciera joven, inquebrantable, luchador, esperanzado, jovial.

Se preguntó por qué él le había afirmado con una rotundidad llena de tristeza que antes se reía más. ¿Tan obvio era? tanto le había afectado también a él? Le había fallado entonces? Al fin y al cabo también era un aviso de quien tanto la amaba y tanto le había demostrado.

Debía meditar sobre ello. Era necesario reencontrarse, reinventarse, volver a divertirse con el instante, con el presente, con los detalles. Y todo era cuestión de intentarlo, nada más. Así de fácil, ¿por qué no? solamente había que recuperar una parte de su ser que se había agazapado vencida por el tiempo. La encontraría.

Y una sonrisa amaneció en la comisura de su boca. Una sonrisa que se convirtió en risa sonora y divertida, un preludio de la felicidad y la alegría hasta entonces retenida.

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