sábado, 22 de enero de 2011

Los anillos de mi tronco

Anillos

Alguien me dijo hoy: “sientes pasión por tu hijo”.
“Es cierto, contesté”. Es el centro de mi vida. Es el centro porque es el motor de mi vida. Cuando llegó todo cambió, puso mi interior “patas arriba”. Lo mejor, me hizo ver que había una parte de mí misma que no conocía y que estaba por explorar. Ha sido el motor de nuevas ideas, nuevas inquietudes. Ha sido el motor que me ha llevado de regreso a mi propia infancia y a mis recuerdos. A antiguas canciones y juegos.

Pero de algún modo, ser el centro no excluye a nada ni a nadie. Al contrario, hace que me haya anclado y me sienta más firme y segura. Soy como un tronco de árbol lleno de anillos en su interior. Un anillo me lleva directamente a otro: El anillo más reciente es el niño que recibiremos en la familia en Abril de este año. Es tan joven que aún se intuye más de lo que se percibe. Por tanto, el primer anillo que destaca claramente es mi hijo, el que pasará a ser mi hijo mayor y descubrirá qué significa ser hermano.

Ahora es el anillo de color más intenso. Aún por crecer, por entender, por descubrir, por experimentar, por equivocarse, por vivir en toda su plenitud. Aún una página en blanco. Y este anillo me lleva al siguiente y al siguiente y al siguiente, conectándolos todos. Mi hijo me lleva a mi pareja, padre, amante y amigo. A mi compañero de viaje al que necesito, admiro y quiero. Mi otra mitad. Porque sin él no tendría nada, ni amor, ni a mis hijos ni por tanto el centro tan férreo y anclado que siento en mi vida. Y me lleva a mi familia, a mis padres y a mi hermana. Una vez más a mis recuerdos, a mis propios aprendizajes, a las distintas etapas y experiencias de mi vida. Ahora fluyen maneras y frases y modos anteriores, absorbidos sin saberlo de mis padres y abuelos. Y me lleva a mis amigos, a los que son padres y a los que no lo son, con los que comparto uno o más de mis yoes, todos igual de válidos e interesantes. De los que disfruto y aprendo y a los que busco porque cada día que pasa mis anillos más jóvenes me hacen entender que lo único importante es rodearte de aquellos que te quieren.

Cada uno de esos anillos refleja también “mis distintas edades”. Los periodos, los trechos de mi camino que he ido abriendo, viviendo y cerrando o no. Los anillos marcan sentimientos, emociones, hechos, alegrías y sufrimientos. Cada marca interior de mi tronco cuenta.

Y lo más importante es que los anillos más jóvenes me renuevan y me refuerzan. Y la energía nueva se reconvierte en pasión, en pasión por ellos volviéndolos a reafirmar en los centros y motores de mi vida.

2 comentarios:

  1. ... Y cada anillo nuevo, hará que ese árbol se vaya completando, que cada vez seas más sabia, más consejera y amiga, más madre, más amante y más hija.
    Con cada nuevo anillo aprenderás algo nuevo y recorrerás un nuevo camino. Y es importante que comprendas el valor de conectarlos todos, porque sin esa conexión no hay un "siguiente".
    Realmente llegarás a tener muchos anillos, y estoy segura que la mayoría de ellos serán maravillosos y llenos de enseñanzas. Empápate de todos ellos.

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  2. Yo espero seguir siendo parte de uno de esos anillos y, por tanto, de ese magnífico y robusto árbol. Y seguir compartiendo confidencias y risas, anhelos y esperanzas. ¡Qué ganas de que llegue ya ese nuevo anillo! B&P

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