miércoles, 12 de enero de 2011

Tejidos invisibles

Madejas, creación..

A la tía Paquita, gracias por la chaqueta. y por todo lo que representa.

Llegó a sus manos una tarde de otoño. El día había amanecido con viento sur, como dicen en su tierra, tiempo de palomas. Pero el tiempo del norte es cambiante y algo traicionero así que la tarde refrescó. Y al primer escalofrío que sintió, ahí estaba la tía Paquita, con su chaqueta marrón, colocándosela sobre los hombros, cuidándola, como hubiera hecho su propia abuela. Fue un gesto casi imperceptible, del que apenas si se dió cuenta.

En realidad no es su tía de sangre, sino amiga íntima de sus abuelos maternos, pero francamente, da igual, desde que tiene uso de razón, ella ha estado presente en su familia y ha ejercido de tía y como tal la quiere y la respeta. Una mujer dicharachera, todo corazón y cariño y de armas tomar seguro que también. Un carácter atrayente, de fácil trato y que arrastra a la confidencia sin que uno se de cuenta. Un torbellino de vida de corazón siempre juvenil, que además tenía cientos de anécdotas preparadas, que a su madre le hacían rememorar una parte de su vida recuperándola y a ella imaginarse casi presente, con ellos, en una época que nunca le había pertenecido.

Esa chaqueta cambió de dueña en un momento bastante delicado de la nueva propietaria y sigue participando de ella. Ha continuado presenciando comienzos y finales, risas y lágrimas, como quizás lo hizo desde que salió de las manos de quien la tejió. Es de corte sencillo, color camel. A simple vista, una chaquetilla, sin más. Así pensaría cualquiera que estuviera junto a ella.

De hecho, Isabella se sorprende de todo lo que la usa. Ese tipo de prendas no es que abunden en su armario, estéticamente nunca le han llamado la atención y no las suele usar, pero ésta… ésta en concreto le llama, de algún modo le reclama, o bien sabe cuando salir del armario para acompañarla, sobre todo en determinados momentos cuando necesita una dosis extra de cariño. Con ella se siente doblemente arropada. Curiosamente le aporta calor y confort y se lo aporta de igual modo a su corazón. Así que a pesar de estar cada día un poco más gastada, sigue poniéndosela una y otra vez. Le acompaña y le arropa y hace que recuerde a su tía Paquita, a su voz y su risa, acercándosela a pesar de los kilómetros que haya entre ellas.

A veces los objetos se convierten en algo más, como si tuvieran un plus. Quedan impregnados de ciertos sentimientos positivos, emociones o energías que los convierten en algo diferente y parte esencial de nuestro yo. Así lo sentía Isabella, con su chaqueta, tejida con hilos invisibles de cercanía, sinceridad y fuerza.

Posdata, 5 de agosto de 2011.

Tía Paquita, te has ido y dejas un vacío enorme.

Fuiste muy especial en mi vida, que te puso en mi canino desde siempre. Sin lazos de sangre pero con los lazos más fuertes del mundo, los del cariño y el amor. Hemos sido afortunados de contar con vosotros, con el tío y contigo. No olvidaré ni las conversaciones, ni los besos ni los abrazos, ni los consejos, ni los piropos, ni todo el amor que nos diste.

Me alegro tanto de los ratos que pasamos juntas. Siempre estarás conmigo, siempre.

Abraza de mi parte a mamá y a la amona, ahora estareis juntas de nuevo.

1 comentario:

  1. Tía Paquita, te has ido y dejas un vacío. Fuiste muy especial en mi vida. Sin lazos de sangre pero con los lazos más fuertes del mundo, los del cariño y el amor.

    Me alegro de los ratos que pasamos juntas. Siempre estarás conmigo, siempre.

    Abraza de mi parte a mamá y a la amona, ahora estareis juntas de nuevo.

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