Para Javier y Maria Elena
Amor,
te observo desde una de las esquinas de la habitación, junto a la ventana. El sol choca contra las cortinas que he echado intentando que su luz no te estorbe ahora que duermes. Aquí es fácil perder la noción real del tiempo. Imagino que debe ser mediodía, aunque no estoy segura.
Hace un día tan hermoso, magnífico. Un "San Valentín" frío y luminoso, como tantos otros que hemos disfrutado y aprovechado juntos, sintiendo que nos quedaba toda una vida... desde que te vi por primera vez hace ya tantos años.
Es un día para los jóvenes, para esos novios que recién comienzan su andadura de pareja embelesados, enmarañados, entrelazados, agarrados de la mano sin querer soltarse. Nosotros también fuimos "esos novios". ¿Nos recuerdas?
Es un día para los jóvenes, para esos novios que recién comienzan su andadura de pareja embelesados, enmarañados, entrelazados, agarrados de la mano sin querer soltarse. Nosotros también fuimos "esos novios". ¿Nos recuerdas?
Los médicos nos han confirmado que te vas, que es cuestión de horas, máximo días. No necesito de médicos ni de diagnósticos para confirmar lo que mis ojos, mis manos y mi corazón ya saben porque lo han visto día tras día estos últimos meses.
Te empezaste a ir con el otoño. A igual que los colores del verano, comenzaste a desvanecerte de manera sutil e imprecisa para todos salvo para mí. Con la nueva estación, llegaron los sustos, el ingreso, los informes, las palabras y comenzamos una carrera contra el tiempo, una lucha contra una enfermedad infame que tiraba de tí rabiosa y dominante.
Agarrándonos a la esperanza y la lucha firmemente, como si fuéramos náufragos en medio de una tormenta perfecta, arañamos nuestros últimos sueños, envueltos en el papel de regalo de las cosas simples y sencillas, unidos, por más que la adversidad se hubiera convertido en nuestra compañera de cama. Lo intentó pero no pudo interponerse entre nosotros porque nos quisimos con más fuerzas a sabiendas del enemigo al que nos enfrentábamos.
Te empezaste a ir con el otoño. A igual que los colores del verano, comenzaste a desvanecerte de manera sutil e imprecisa para todos salvo para mí. Con la nueva estación, llegaron los sustos, el ingreso, los informes, las palabras y comenzamos una carrera contra el tiempo, una lucha contra una enfermedad infame que tiraba de tí rabiosa y dominante.
Agarrándonos a la esperanza y la lucha firmemente, como si fuéramos náufragos en medio de una tormenta perfecta, arañamos nuestros últimos sueños, envueltos en el papel de regalo de las cosas simples y sencillas, unidos, por más que la adversidad se hubiera convertido en nuestra compañera de cama. Lo intentó pero no pudo interponerse entre nosotros porque nos quisimos con más fuerzas a sabiendas del enemigo al que nos enfrentábamos.
Aquí estamos, en nuestro último San Valentín, sin regalos ni celebraciones románticas, pero serenamente juntos y preparados en esta despedida, apurando los segundos del que será tu último viaje.
Y yo quisiera irme contigo, de la mano, como siempre caminamos en esta vida. Compañeros, amantes, esposos, siempre juntos amándonos. Cuatro hijos, cuatro nietos.
Yo recuerdo, recuerdo tantos días con sus noches... tantos susurros, tantos esfuerzos, tantos momentos. Tanta ternura, tantas risas, tantas lágrimas. Sé cuanto hemos vivido y compartido, cuánto hemos sufrido y disfrutado. Y no puedo pensar, no quiero pensar... porque pensar me duele, me provoca, me anuncia, el vacío que sentiré dentro de unos días, de unas horas.
Te mueves, me rescatas de mis pensamientos funestos. Esos ojos claros, grisáceos me sonríen, me miran enamorados, cansados... y me llaman. Quieren que me acerque. Y así hago, me acerco, te cojo de la mano y con ella me acaricio una mejilla, sentándome a tu lado. Y te digo tranquila, despacio, bajito: - Te amo. Te amo hoy, ahora y siempre.
Al oído, te canto.
Al oído, te canto.
Han sido meses de lucha que me han obligado a madurar.
ResponderEliminarFue un 14 de febrero diferente, el último, pero no faltó la canción de todos los años "hoy es el día, de los enamorados...", fue muy emotivo.
El amor no entiende de tiempos. Afortunadamente perdura por y para siempre.
EliminarOs quiero mucho.