viernes, 17 de abril de 2009

Alala

Dedicado a Rocío y a su hija Alejandra.
Érase una vez una niña que vivía en un reino rodeado de altas montañas verdes y de un mar bravo de color azul profundo. Alala, que así se llamaba la jovenzuela, era una niña feliz y alegre, cantarina, amante de juegos y bromas y su pasatiempo favorito era idear cuentos sobre personas y cosas que la rodeaban. Acostumbrada a correr por la hierba y por la arena, a aliarse con las olas en sus juegos y con el viento en sus paseos por el campo, Alala, era como su nombre, etérea, un espíritu libre. No conocía el temor, ni la desdicha, protegida y querida como era por sus padres.

Un día mientras estaba tumbada observando las nubes, dejando que el sol de primavera le calentara el rostro, cuando, sonriente, como siempre, comenzó a pensar: El sol amaba a la tierra. Siempre la había amado. La acariciaba nada más despertar con sus rayos, procuraba confortarla con su calor y la miraba enamorado intentando protegerla. La Tierra se dejaba querer, le fascinaba el astro sol, tan poderoso, tan enérgico y tan suave a la vez. Esperaba con alegría esa primera caricia solar, con el amanecer, y lo despedía entristecida cada atardecer, esperando que pasara esa oscuridad que tanto la desalentaba, que tan sola la dejaba.

¿Y por qué desaparecía el calor del sol cada noche? Por la pasión enfebrecida de la Luna, que celosa y encaprichada con el Sol no podía soportar que sus caricias solo fueran para la Tierra, Intentó llamar la atención del Sol sin conseguirlo, intentó apartar a la Tierra de su órbita pero no tampoco lo consiguió y finalmente enrabietada, intentó interponerse entre ambos, dando lugar a las noches, esperando que los rayos solares la acariciaran y templaran a ella, pero la Luna era un espíritu frío y falto de amor verdadero y solo lo consiguió a medias, porque siempre hay un lado de la Tierra que recibe las caricias del Sol.

Alala, en ese instante, se levantó sobresaltada…… juraría que el Sol, leyendo sus pensamientos, la abrazaba entre sus rayos……¿Sería que el Sol y la Tierra seguían con su idilio eterno?

1 comentario:

  1. ¿Qué tendrán los astros que nos inspiran cuentos tan bonitos?

    Gracias, Mon

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