martes, 15 de noviembre de 2011

El lucero

Para Nohemí (tras leerte tantas veces, tras seguirte durante el tiempo.... me atreví a escribir cuanto sigue. Sé que para tí tendrá un significado).


 Ella, cada noche, miraba aquel lucero chiquito, tan brillante y lejano. Lo deseaba, sentía que aquella diminuta luz la llamaba. Nacía de un sueño misterioso y ardiente, que cada mañana acallaba. Las olas se enroscaban en sus tobillos y la brisa susurraba: "Madre, madre tierra, madre luna, madre regazo del lucero del alba".

La estrella de la noche, después de nueve lunas, una madrugada, nació al alba. Arrullado el pequeño astro por las olas, acunado por la brisa del mar.

Su mente, cansada y plena, juega con las palabras: "Madre, madre tierra, madre luna, mi pecho regazo de mi estrellita del alma".

Un amanecer, el más bello y brillante de todos, el lucero descendió junto a su cama en un manto de nubes, para posarse en su regazo por siempre jamás, toda una eternidad, en una vida entera de mañanas.

1 comentario:

  1. Querida Montse:
    LA belleza siempre nos deja sin palabras... y si es belleza envolviendo emociones y deseos más áun...
    No sé qué decirte que esté a la altura porque la palabra "gracias" a veces se queda corta para ciertos momentos... (es lo que pasa cuando algo se usa mucho... pierde su valor)
    Es curioso como muchas sin conocerme sabéis de mi más que amigos y familia, y por eso este cariño entretejido virtualmente es tan valioso...
    Me habéis regalado palabras en forma de poesía, en forma de saberos presentes aún en la distancia, en forma de mensajes de consuelo, de risas y llantos que sé aunque no oigo.. y eso es algo que hace todo más fácil.
    Gracias.... muchas gracias... de las de verdad.
    Un abrazo

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