Ese cielo azul...
Ese cielo, que miraba justo en ese instante, le hizo pensar que los mejores ratos de soledad los había pasado tumbada en su cama. Observandolo. Su habitación tenía un enorme ventanal desde el que no se veía ningún paisaje espectacular ni la mejor vista de la ciudad. La única visión era algo de los tejados aledaños y cielo. Un inmenso e infinito cielo cambiante según el día y la estación del año.
Ese cielo, que miraba justo en ese instante, le hizo pensar que los mejores ratos de soledad los había pasado tumbada en su cama. Observandolo. Su habitación tenía un enorme ventanal desde el que no se veía ningún paisaje espectacular ni la mejor vista de la ciudad. La única visión era algo de los tejados aledaños y cielo. Un inmenso e infinito cielo cambiante según el día y la estación del año.
Cada vez que buscaba refugio medio escondida al abrigo del nórdico, su mirada se dirigía inconscientemente hacia la ventaba. Y allí estaba el cielo esperándola. Un cielo azul veraniego y prometedor que la invitaba a salir y no quedarse encerrada. Un cielo blanquecino y frío perfecto para que comenzara a nevar. Un cielo gris plomizo que anunciaba lluvia. Un cielo en el que las nubes se desplazaban veloces a causa del viento.
Ese cielo cuyo magnetismo conseguía apaciguar su ánimo. Tenía algo de benéfico y reparador. La serenaba pero a la par tiraba de sus pensamientos hasta que entrelazaba una cadena de ellos, convirtiendo cada uno en una idea más profunda que la anterior. Por culpa de ese cielo se hacía preguntas sin respuesta. A causa de ese cielo se imaginaba situaciónes y alternativas y hasta vidas paralelas.
Ese cielo la hipnotizaba. Ese cielo "azul cielo".
Ese cielo la hipnotizaba. Ese cielo "azul cielo".
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