El niño proseguía su viaje interior, inmerso en su bache personal, cuando se sumó a "la pareja" otra compañera y amiga de clase.
A la mamá y a "la rubia peligrosa" se nos ha sumado una "morena guerrera".
Una morena observadora y silenciosa, con unos ojos oscuros y profundos, que están y estarán llenos de misterio siempre.
Empeñadas en su firme propósito de convencer al niño de que vuelva a estar alegre en el colegio, nada más verle frenan sus carreras en seco para avanzar al paso de su amigo. Se plantan junto a él, sin caer en el desánimo aunque gruña o se obceque en el silencio. Consiguen que la normalidad atrape al muchacho sin que sea consciente de ello y le atraen sutilmente a la rutina que está acostumbrado y que siempre ha sabido llevar.
Sus armas son nobles y no fallan:
Sonrisa infantil, inocente, divertida, solidaria.
Animo imperturbable.
"Cabezonería" en el acompañamiento, es decir, un gran sentido de la amistad y de la solidaridad.
A la madre, contenta, solo le queda observar como el trío, alegre, se incorpora a la fila, envueltos en una charla que no alcanza a escuchar. Piensa: Bien, chicas, bien.... bravo por vosotras.
Cinco años, caminan hacia los seis..... y me están dando una GRAN lección de vida. Y a una, cuando les observa, solo le queda pensar..... "todos a una, como Fuenteovejuna". Mi hijo tiene mucha suerte.
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