jueves, 10 de octubre de 2013

Eva

Dedicado a Edu. 

Edu, por fin he puesto palabras a tus dibujos. Me ha parecido un gran reto, espero que te guste el resultado. 

Yo te pedí unos dibujos, que me dibujaras lo que tú quisieras y solo con ellos, solo viendo lo que me enviaras, tenía que conseguir hilvanar una historia. Aquí la tienes. 

Sé siempre tú mismo. Sigue persiguiendo tus sueños.

Gracias.


Ilustraciones: Eduardo Gallardo (Edu). 11 años





Mi nombre es Eva. Tengo 12 años y mi pasión siempre ha sido la música. Me gusta todo lo que se refiere a ella. También toco la guitarra.


Dicen que mi don se aloja aquí en mi garganta. Es mi voz. Quieren que enseñe mi don a todo el mundo y yo no lo tengo tan claro. Mi voz es mía, no sé si se la quiero enseñar a los demás. A veces pienso que prefiero guardar mi mayor tesoro para mí y para la gente que quiero.

También me gusta la moda, diseñar mi ropa. Y los videojuegos. Supongo que soy una chica normal, como cualquier otra de mi barrio, de mi ciudad.


Una vez lo intenté, cantar quiero decir, y mi voz se quedó escondida dentro de mi garganta. No quiso salir. ¿No es una señal? 

Mis labios no se despegaron desde el mismo momento que salí a cantar. Solo podía mirar a la gente y la expresión de sus caras al ver que yo no comenzaba la canción a pesar de la música.

Insisten en que puedo ser una gran artista pero no me preguntan si 
yo quiero serlo. Si realmente ser artista es mi propio sueño. Quisiera que me tuvieran en cuenta, que me vieran, de verdad, porque si me vieran de verdad, me escucharían y me dejarían tranquila. A mí y a mi don. 

Al menos hasta que tenga claro lo que quiero hacer con él.




Hace poco me pasó algo extraño. Sucedió durante mis vacaciones de verano en la playa.


Voy a soltarlo de golpe: Me habló el viento.

Sí, lo que oís, me habló el viento y no, no estoy loca de remate. Yo lo escuché, sé que lo oí y que era la brisa de aquella tarde la que me hablaba.

Me había sentado a leer una tarde cerca de unas rocas que hay en mi playa favorita, donde veraneo cada año. Era una tarde preciosa, con el cielo muy azul.

De pronto empecé a notar una ligera brisa que jugaba con mi melena. No le dí importancia hasta que tuve la sensación de que el viento tiraba suavemente de mi pelo como si quisiera captar mi atención.

La voz estaba justo junto a mi oído y era muy suave casi cantarina, no sé, me recordaba a la voz con la que yo imaginaba a las hadas cuando era niña y mi abuela me leía cuentos sobre seres mágicos.

Me regaló una idea y me gustó. Me susurró que dejara que hablara mi guitarra por mí, que dejara madurar mi voz para cuando estuvieramos preparadas ambas.


Así que le he hecho caso. Voy a dejar hablar a mi guitarra por mí. Bueno, más que por mí, hablaremos juntas porque pienso tocarla yo. 

No es una guitarra normal. En sus acordes si escucháis con atención podéis sentir la magia que la acompaña. Cerrad los ojos al oirla.

Mi guitarra tiene distintos sonidos. Sonidos que nadie antes había reproducido. Mi guitarra suena a mar, a estrellas, a luna y a cielo. Mi guitarra evoca sueños y recuerdos. Habla de colores, de sentimientos y de sensaciones. A su manera, como yo, porque mi guitarra y yo, no sé si somos distintas, pero sí únicas, como cada niño y adolescente del mundo.

¿Sabeis por qué cada uno es único? porque no existe en el mundo nadie exactamente igual, porque cada uno es irrepetible y porque cada uno tiene un don, o dos, o tres... o los que sea.

Todo, absolutamente todo en  nosotros nos hace especiales y es bonito y necesario que lo seamos. Necesario porque si no el mundo sería un aburrimiento ¿no creéis?





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