Para mi "Nan" después de una noche con cuento "exprés". Una noche que le costaba dormir, una noche en la que yo tenía prisa y aún se lo conté casi casi más corto. Kan fue el nombre del niño que él mismo eligió... porque a sí mismo se llama Nan...
Erase una vez...
un niño que se llamaba "Kan".
Un niño que pasaba los días de aquí para allá, descubriendo su pequeño mundo en el gran mundo del que formaba parte.
Un niño alegre y sonriente.
Muy muy muy feliz y bastante travieso.
Un día, decidió que ya conocía suficientemente lo que tenía alrededor y levantó la mirada encontrándose con la luna en el horizonte del cielo durante un anochecer.
Construyó un cohete: Grande para que llegara bien lejos. Con unos potentes motores. Con grandes ventanas en las que apoyarse y observar el espacio, las estrellas y el planeta Tierra.
Cosió un brillante traje de astronauta. En blanco y plata porque iba a ser "el astronauta lunero".
Se fabricó un casco cómodo y compró unas maravillosas botas rojas con las que pisar el satélite que nos acompaña cada noche.
Un atardecer inició su viaje, llegó a la luna sin contratiempos y ni corto ni perezoso...
¡Se quedó allí a dormir!
Shhhhhhhhhh...
Buenas noches.
Lo describe perfectamente, es fácil imaginárselo asomado a la ventana del cohete.
ResponderEliminarUn beso Mon.
Mar