15 de febrero. Viene después del 14 y antes que el 16. Un día cualquiera, un día normal salvo porque ayer se celebraba "San Valentín".
No sé si existe "el día después" y su celebración para los "anti-sanvalentineros". Si así fuera supongo que será hoy.
Se acabaron los bombardeos de publicidad masiva sobre perfumes, orquídeas en pequeñas macetas con corazones a tres euros y promociones de bombones más una rosa, por supuesto roja. Desaparecieron los mensajes al móvil de las amigas, al correo electrónico con imágenes, presentaciones y canciones románticas dedicadas a Cupido, el amor y por ende al día del amor más comercial del año. ¡Ah las mujeres y el deseo de sentirnos deseadas!
No sé si existe "el día después" y su celebración para los "anti-sanvalentineros". Si así fuera supongo que será hoy.
Se acabaron los bombardeos de publicidad masiva sobre perfumes, orquídeas en pequeñas macetas con corazones a tres euros y promociones de bombones más una rosa, por supuesto roja. Desaparecieron los mensajes al móvil de las amigas, al correo electrónico con imágenes, presentaciones y canciones románticas dedicadas a Cupido, el amor y por ende al día del amor más comercial del año. ¡Ah las mujeres y el deseo de sentirnos deseadas!
Amanecimos de nuevo, envueltos en la normalidad. Tú y yo - yo y tú, binomio olvidado; nosotros y los niños - los niños y nosotros. Tú a tu trabajo, yo con los niños. La vida sigue. Y pienso: ayer te quería, igual que te quiero hoy y tal y como te querré mañana pero no te lo dije, ni te lo he dicho aunque me imagino que algún día volveré a decírtelo como hacía cuando "eramos novios".
Volveremos a ser dos y tendremos que presentarnos de nuevo. - Hola, ¿Cómo estás? - conocernos de nuevo, encontrarnos de nuevo. Sacudirnos esa rutina vestida de pereza.
Volveré a mirarte a los ojos, aquellos ojos jóvenes y enamorados y quizás cuando te reencuentre, se hayan vuelto más viejos y cansados pero tu mirada difícilmente habrá cambiado, guardando en ella el amor que hemos sentido y no nos hemos dicho estos años.
Te diré que siempre he estado aquí, junto a tí. En los rincones, en las sombras, en los silencios. En los juegos, en los sueños, en las voces infantiles. Te diré que siempre fue San Valentín, incluso en las broncas y enfados, porque hasta en esos momentos demostraste la calidad que destilas.
Sin perfumes ni orquídeas en pequeñas macetas con corazones a tres euros ni promociones de bombones y rosas, por supuesto rojas.
Me apunto a la anti-celebración!! El amor verdadero es el que se celebra día tras día, no un día al año cuando lo decida el Corte Inglés...
ResponderEliminarBesos.