Hace un par de años descubrí que tenía "alma forera", a raiz del nacimiento de mi hijo. Esta mañana mismo, mi alma escribía así en el foro y ahora me gustaría guardarlo en mi pequeño baúl también:
Siempre en busca del 10, la nota más alta. Aún no sé si me sumerjo tanto en la búsqueda del niño perfecto o de la madre completa y equilibrada que todo lo intuye, lo interpreta, lo soluciona, que olvido los recovecos y aristas de tu carácter. Esas esquinas, que muchas veces me desesperan y que son la prueba de que eres único, son el reflejo de que cada niño es un mundo.
Olvido q tu tiempo no es el mío, que tu ritmo es distinto del mío, tus prioridades probablemente contrarias a las mías y tus preferencias diferentes.
Muchas veces, me levanto altiva y te miro desde mi atalaya de adulta pero créeme que intento que sean las imprescindibles, porque sé que si me agacho a la altura de tus ojos el mundo no tiene el mismo tamaño, ni las cosas la misma importancia. Sé que las olas de la playa se ven mucho más grandes y que imponen más. Sé que a la vista quedan los pequeños detalles que yo ya olvidé, como correr en medio de los montones de hojas que ya han caído. Pero a veces me duele el cuerpo de estar agachada y me vuelvo a estirar y vuelvo a ver todo desde arriba y siento que nos alejamos un poquito. Así tiene que ser, ahora mi puesto está arriba, donde veo mejor y alcanzo más lejos, donde puedo cuidarte y protegerte.
Si quiero hacerte una promesa: me agacharé gustosa siempre, tú solo tira de mi mano y muéstrame lo que desees. A cambio sólo te pido que no olvides nunca que caminamos juntos.
Siempre en busca del 10, la nota más alta. Aún no sé si me sumerjo tanto en la búsqueda del niño perfecto o de la madre completa y equilibrada que todo lo intuye, lo interpreta, lo soluciona, que olvido los recovecos y aristas de tu carácter. Esas esquinas, que muchas veces me desesperan y que son la prueba de que eres único, son el reflejo de que cada niño es un mundo.
Olvido q tu tiempo no es el mío, que tu ritmo es distinto del mío, tus prioridades probablemente contrarias a las mías y tus preferencias diferentes.
Muchas veces, me levanto altiva y te miro desde mi atalaya de adulta pero créeme que intento que sean las imprescindibles, porque sé que si me agacho a la altura de tus ojos el mundo no tiene el mismo tamaño, ni las cosas la misma importancia. Sé que las olas de la playa se ven mucho más grandes y que imponen más. Sé que a la vista quedan los pequeños detalles que yo ya olvidé, como correr en medio de los montones de hojas que ya han caído. Pero a veces me duele el cuerpo de estar agachada y me vuelvo a estirar y vuelvo a ver todo desde arriba y siento que nos alejamos un poquito. Así tiene que ser, ahora mi puesto está arriba, donde veo mejor y alcanzo más lejos, donde puedo cuidarte y protegerte.
Si quiero hacerte una promesa: me agacharé gustosa siempre, tú solo tira de mi mano y muéstrame lo que desees. A cambio sólo te pido que no olvides nunca que caminamos juntos.
No puedo ni expresar hasta que punto me han tocado el alma tus palabras, así que solamente darte las gracias Mon,con todo mi corazón gracias por estas palabras.
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